Hoy ya no aguanta esta condena que ahora sufre cada día,
su juventud se queda en una celda triste y fría,
tu vida en penitencia,
tu alma en agonía,
y es muy poca la esperanza de salir todavía.
Te metía una joyería esa jueza que decía,
ella no se daba cuenta que en su cara se reía,
insistía y insistía,
a ver usted que hacía ese día:
yo mire mi señoría,
que yo estaba con maría
es que ella me entretenía,
y así me divertía.
Mi abogado que no asistía,
yo solo me defendía,
de una jueza en rabia
que a nadie entendía. (...)